El correspondiente acuerdo fue alcanzado como resultado de negociaciones intensas entre representantes de Corea del Norte y Corea del Sur, en las cuales se se emitió un comunicado conjunto.
La reunión a puertas cerradas duró 43 horas, durante las cuales ambos países siguieron realizando muestras de su fuerza militar y se anunció el envío a Corea del Sur de un avión B-52 de EEUU.
Corea del Sur acordó detener sus transmisiones antinorcoreanas bajo la condición de que no haya más provocaciones en la península.
Anteriormente Seúl reanudó su transmisión de propaganda a través de la frontera tras 11 años de haber interrumpido la práctica, en represalia por un ataque perpetrado por su vecino del norte.
La escalada de tensión entre ambas Coreas, a raíz de un incidente con minas antipersonal que dejó mutilados a dos soldados surcoreanos en la zona desmilitarizada y la campaña de propaganda a través de altavoces retomada por Seúl en respuesta, llevó a Pyongyang a declarar máxima alerta y 'estado de preguerra'.