"Esto significa una guerra total contra todos los indonesios en la tierra de Papúa", dijo por teléfono el comandante del TRP-OPM, Enden Wanimbo, que excluye cualquier posibilidad de diálogo con Yakarta.
"Indonesia debe abandonar Papúa, porque seguiremos luchando por una Papúa independiente", declaró otro comandante de los combatientes, Puron Wenda.
La mitad occidental de la isla de Nueva Guinea, que es la segunda más grande del planeta, está habitada por más de 300 tribus, que se enfrentan a menudo en conflictos con la participación de centenares e incluso de miles de indígenas armados con arcos y lanzas.
Algunos de ellos apoyan al movimiento separatista OPM creado hace unos 50 años, pero que, sin embargo, no es muy numeroso.
Los detalles de la estructura de la organización y administración del Movimiento Papúa Libre se desconocen.
Lo mismo se refiere al Ejército Nacional de Liberación que, según los expertos, está dividido en una decena de diferentes grupos con comandantes propios.
A principios de mayo, durante una visita a Papúa, el presidente de Indonesia, Joko Widodo, amnistió a cinco miembros del OPM, que fueron condenados a largas penas de prisión por atacar en 2003 una estación de policía en la ciudad de Wamena.
Asimismo canceló el régimen de restricción de visitas a Papúa para los periodistas extranjeros que estaba en vigor durante los últimos decenios.
Los pueblos de Papúa han sufrido enormemente bajo la ocupación indonesia que se impuso en 1963.
El Ejército indonesio posee una larga trayectoria de violaciones de derechos humanos cometidas contra los papúes, mientras que el Gobierno indonesio y las empresas extranjeras explotan con grandes beneficios los recursos naturales de Papúa.
