La cifra, correspondiente al período 2009-2013, cuando se llevaron a cabo las principales obras de infraestructura, es un dato de la Secretaría Municipal de Vivienda del Ayuntamiento de Río, recogida por el investigador de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) Lucas Faulhaber.
El lugar que en últimos años se convirtió en el símbolo de resistencia contra los desalojos es Villa Autódromo, un asentamiento al borde de la laguna de Jacarepaguá y muy próximo al parque olímpico.
Desde el principio estuvo bajo la amenaza de la piqueta con el argumento de que había que construir vías de acceso a las instalaciones deportivas.
Maria da Penha se ha convertido en los últimos años en la representante de la lucha para que el Ayuntamiento de Río les permitiera quedarse en sus hogares.
En un principio los planes fueron implacables: de las 24.50 personas que se calcula que vivían en Vila Autódromo en 2014 ahora solo quedan unas 800.
La mayoría aceptaron las indemnizaciones y dejaron sus casas, que eran rápidamente demolidas por las excavadoras, explica Maria da Penha.
Para Maria da Penha, los Juegos Olímpicos eran solo la "excusa" para echarles de allí, la verdadera motivación está en la especulación inmobiliaria, especialmente palpable en Barra de Tijuca, donde a pocos metros de las humildes casas de Vila Autódromo se alzan imponentes torres de apartamentos de alto standing.
Tras muchos meses de movilizaciones el Ayuntamiento dio su brazo a torcer y presentó un plan para que las familias que quisiesen pudieran quedarse en Vila Autódromo.
Finalmente han sido 20 familias, que la semana pasada recibieron las llaves de sus nuevas casas.
El Ayuntamiento también ha prometido que una vez terminen los Juegos Olímpicos y Paralímpicos el barrio recibirá nuevas zonas verdes y dos escuelas, que se construirán aprovechando la Arena do Futuro, el estadio de balonmano, cuya estructura es efímera y será desmontada.