"No caeré antes que ella", llegó a asegurar Cunha a sus aliados el pasado mes de octubre cuando dio inicio al proceso contra la líder del Partido de los Trabajadores (PT), una muestra de que el "líder de la conspiración", como llegó a tacharlo Rousseff, siempre buscó presionar al Gobierno a cambio de una relajación de las investigaciones en su contra por su vinculación con el escándalo de corrupción en Petrobras.
Tema: El “impeachment” de la presidenta Dilma Rousseff en Brasil
La tesis de que Cunha empleó el proceso de 'impeachment' como una "venganza personal" por las denuncias de la Fiscalía General de la República y el apoyo del PT al proceso en su contra en el Consejo de Ética, donde fue acusado de ocultar sus cuentas bancarias en Suiza al jurar como parlamentario, fue ampliamente utilizada por miembros del PT y el abogado general del Estado, José Eduardo Cardozo.
Precisamente, este mismo jueves el diputado del PT Paulo Teixeira fue uno de los primeros en recordar que la anulación del impulsor del 'impeachment' debería suponer una revisión de todo el proceso: "Cunha debería haber salido hace mucho tiempo y no debería haber presidido el proceso de 'impeachment' ya que lo hizo motivado por una venganza personal", dijo Teixeira.
Por todo ello, apenas una semana antes de que los 81 miembros del Senado de Brasil decidan instaurar o no el proceso de 'impeachment', lo que suspendería el mandato de Rousseff por espacio de 180 días, las irregularidades en el mismo unidas al argumento del magistrado Zavascki de que Cunha empleó su cargo para blindarse dejan la legitimidad de todo el proceso en un limbo incómodo para la oposición.