Ciudad de México, (Sputnik) — "Estoy concluyendo mi visita a México –iniciada el viernes pasado– y no quería irme sin venir a saludarlos, sin celebrar el Jubileo de la Misericordia con ustedes", dijo Francisco, a quien pudieron saludar 30 hombres y 20 mujeres en razón de su buena conducta.
Francisco recordó que en su reciente viaje a África, en Bangui, abrió "la primera puerta de la misericordia para el mundo entero".
"Hoy, junto a ustedes y con ustedes, quiero reafirmar una vez más la confianza a la que Jesús nos impulsa: la misericordia que abraza a todos y en todos los rincones de la tierra; no hay espacio donde su misericordia no pueda llegar, no hay espacio ni persona a la que no pueda tocar", dijo el religioso jesuita que en 2013 se convirtió en el primer papa latinoamericano.
La visita al penal ha ocurrido horas antes de la última misa masiva, ante unos 250.000 personas, en la que han sido reservados 20.000 lugares para familiares de las víctimas de la violencia del narcotráfico, la trata de personas y la persecución a migrantes, a 100 metros de la valla fronteriza, adonde han llegado decenas de miles que han cruzado la frontera desde EEUU, marcada por el Río Bravo.
Romper con el círculo de la violencia
El Papa recibió un bastón labrado y una vajilla fabricada en los talleres del penal, donde les señaló a reclusos y custodios el "camino urgente que debemos tomar para romper los círculos de la violencia y de la delincuencia".
La principal preocupación de la sociedad debe reorientarse a "la vida de las personas, (…) que también han sufrido a causa de este círculo de la violencia", un síntoma de "una sociedad que ha ido abandonando a sus hijos", prosiguió.
Francisco planteó que, antes de la reclusión y la rehabilitación, urge un sistema de "salud social", es decir, "una cultura que busque prevenir aquellos caminos que terminan lastimando y deteriorando el tejido social", desde los barrios y las escuelas.
El problema de la seguridad "no se agota solamente encarcelando", sino "afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social", sostuvo ante autoridades e internos.
Exhortó a los reclusos a "levantar la cabeza y a trabajar para ganar ese espacio de libertad anhelado".
No se puede volver el tiempo atrás, les dijo: "sabemos que lo realizado, realizado está", pero existe la "posibilidad de escribir una nueva historia hacia adelante".
Finalmente, exhortó a ayudar a "frenar el círculo de la violencia y la exclusión: quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir experimentó el infierno, puede volverse un profeta en la sociedad, trabajen para que esta sociedad que usa y tira no siga cobrándose víctimas".
El Papa se despide de México al atardecer de este miércoles en Juárez, que en 2010 y 2011 llegó a ser la ciudad más violenta del mundo, ha sufrido la pérdida de 10.000 vidas desde que el expresidente mexicano Felipe Calderón (2006-2012) lanzó la guerra frontal contra el narcotráfico, y hay oficialmente unas 3.000 mujeres desaparecidas o víctimas de feminicidios entre migrantes, trabajadoras explotadas en las fábricas de maquilas, y esclavizadas en la trata de personas y las redes de prostitución.