Rousseff anticipó que la necesidad de aumentar la recaudación del Gobierno, como medida indispensable para eliminar el déficit de las cuentas públicas, se enfrentará mediante la creación de la Contribución Provisional a los Movimientos Financieros (CMPF), un impuesto que aplicará una tasa de en torno al 0,2 por ciento a todos lo movimientos financieros en el país.
"Uno de los principales puntos es aprobar la CMPF. Resulta evidente que los estados y municipios necesitan de este recurso. El impuesto no es solamente para asegurar el equilibrio fiscal sino una cuestión de salud pública", dijo la líder del Partido de los Trabajadores (PT) sobre uno de los impuestos más criticados por la oposición del país.
"Tenemos que reducir la inflación, nuestro objetivo es que vuelva lo antes posible al límite y nuestro mecanismo será el equilibrio fiscal. También para perseguir el objetivo de superávit del 0,5%, porque garantizando eso tendremos condiciones para que la inflación vuelva a los parámetros de equilibrio", detalló la presidenta quien poco después de la reunión acudió a Porto Alegre para conocer a su nieto recién nacido, Guilherme.
Cabe recordar que el objetivo del superávit equivalente al 0,5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) fue una exigencia de Rousseff de cara a preservar los programas sociales de su Gobierno en 2016 y que le provocaron un desentendimiento con el anterior ministro de Finanzas, Joaquim Levy, quien presionó por un superávit del 0,7 por ciento y fue finalmente sustituido por Nelson Barbosa.
En cuanto a la reforma de las pensiones, una necesidad que se remonta a los tiempos del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, Rousseff dijo que será necesario "encarar" la misma debido a que durante los años de gobierno del PT "la expectativa de vida de los brasileños aumentó en 4,6 años" lo que, según ella, implica la necesidad de resolver el problema del envejecimiento poblacional.