De acuerdo con la primera autoridad boliviana, las políticas de lucha antidroga impuestas hasta hace una década en Bolivia significaron la intromisión estadounidense en asuntos de política interna y de presencia geopolítica de esa administración en la región.
"Las fuerzas expedicionarias —fuerzas policiales y militares financiadas por el gobierno estadounidense que operaban en la región tropical del Chapare- en tiempos neoliberales, no dependían del Gobierno boliviano, dependían directamente de la embajada de Estados Unidos; a Chimoré los dirigentes sólo podíamos ingresar detenidos, enmanillados", recordó Morales.
El presidente destacó que su Gobierno lleva adelante la lucha contra el narcotráfico en el marco de la concertación con los productores de coca, sin la intromisión de la embajada de Estados Unidos ni la participación de agentes de la agencia antidrogas estadounidense DEA, por sus siglas en inglés.
"La política contra el narcotráfico de Bolivia tiene fines profundamente humanitarios, sabiendo y convencidos que las drogas hacen mucho daño al ser humano", dijo el jefe de Estado.
De acuerdo con los datos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el narcotráfico, Bolivia logró erradicar este año más de 11.000 hectáreas de coca ilegal y realizó unas 11 mil operaciones antinarcóticos que permitieron a la Policía detener a 3.008 personas involucradas con el delito.