El oficialista Gran Polo Patriótico "inicia la ofensiva total hacia la victoria del 6-D", indicó el presidente Nicolás Maduro al llegar a la población de Araure, en las llanuras del centro-oeste, para una actividad proselitista transmitida por varios medios de comunicación locales.
Maduro había dicho el lunes a sus seguidores en la ciudad de Barinas, más al sur, que "a esta hora la revolución bolivariana tiene el triunfo asegurado en la mano".
Unos 19,5 millones de electores deberán escoger a los 167 diputados de la nueva Asamblea Nacional, que ha estado en manos del oficialismo durante 15 años y en la que por primera vez la oposición tiene posibilidades de hacerse con la mayoría.
Las principales encuestadoras privadas registran una intención de voto con ventaja para la oposición de hasta 20 puntos porcentuales, con la advertencia de que por tratarse de una elección por circuitos esa diferencia no se exprese necesariamente en cantidad de diputados.
"Las encuestas reflejan lo que todos saben. El resultado electoral no lo van a poder evitar y lo van a tener que reconocer", dijo Ramos.
El Gran Polo Patriótico y Maduro firmaron un compromiso de reconocer los resultados que anuncie el Consejo Nacional Electoral (CNE) tras la jornada del 6 de diciembre.
La MUD se rehusó a firmar ese compromiso con el alegato de que no contemplaba medidas para "contener el ventajismo institucional y electoral" del Gobierno.
Maduro lanzó como consigna "ganar como sea", para animar a sus seguidores a extremar esfuerzos a fin de asegurar la victoria.
Ramos, al reiterar la convicción de la MUD de que la victoria será suya, parafraseó al mandatario al señalar que "el gobierno tendrá que reconocer los resultados como sea".
La elección es monitoreada en el terreno por observadores de la Unión de Naciones Suramericanas y figuras como los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, de España, y Martín Torrijos, de Panamá, y el líder liberal colombiano Horacio Serpa.