Los manifestantes llegaron al Monumento a la Revolución Mexicana, para recordar que no ha habido Navidad ni habrá festejos de Año Nuevo para los familiares de los jóvenes, que fueron atacados por policías y narcos aliados el 26 de septiembre en Iguala (200 km al sur), con saldo de seis muertos, una veintena de heridos y 43 secuestrados.
Un representante de los padres, Felipe de la Cruz, exclamó que de este movimiento, marcado por el desencanto de toda la clase política, "va a salir la insurgencia que echará abajo al gobierno podrido" de Enrique Peña, de quien quemaron una imagen en el acto.
"Ya no nos cabe duda, hay testimonios de que los militares participaron" en los ataques —ordenados por el alcalde Iguala, Luis Abarca, según las pesquisas-, los soldados "ultrajaron y humillaron a los estudiantes de Ayotzinapa", dijo el delegado de las familias.
En uno de los discursos más encendidos en los tres de meses de protestas en las ciudades de México, con apoyos en algunas capitales de Europa y Latinoamérica, el enardecido padre dijo que a los funcionarios del gobierno "también los vamos a desollar, porque les vamos a quitar el poder".
"Advertimos a (Enrique) Peña Nieto y a todos los políticos corruptos que no habrá elecciones en Guerrero en 2015, primero tienen que entregarnos a nuestros muchachos, si no, no puede haber paz", exclamó en el principal discurso del acto.
"Tiene que haber una guerra en el país, del gobierno contra el pueblo, y que no se meta nadie del extranjero, daremos la vida si es necesario", juró el líder de los familiares de origen campesino.
Según las investigaciones, policías de Iguala confabulados con narcos y el alcalde del Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda), balacearon, secuestraron, asesinaron y quemaron los restos de los jóvenes en un basurero municipal del poblado vecino de Cocula.
Dos bolsas con 17 despojos humanos fueron rescatadas del río de Cocula y uno de ellos fue identificado por forenses de Austria como el alumno Alejandro Mora, de 19 años.
La crisis política causó la detención del alcalde y de su esposa, 80 policías y sicarios, además de la renuncia del Gobernador del PRD, Ángel Aguirre.
Sin embargo, los familiares insisten en que se investigue el papel de la Policía Federal y del Ejército que monitoreaba las comunicaciones de la red policial de Iguala.
