La anterior previsión cifraba este crecimiento trimestral en un 10%. Pero los resultados de julio y agosto denotan un superávit contra todo pronóstico, fruto de una mayor caída de las importaciones en comparación a las exportaciones.
"En el tercer trimestre, la flexibilización de estas medidas hizo que la recuperación del gasto se concentrara en estos sectores más intensivos en el uso de insumos domésticos", escriben.
Una vez levantado el confinamiento a principios de mayo, el gasto en España se concentró en negocios de ocio, hostelería o peluquería, que se nutren principalmente de insumos de fabricación española. Este hecho, el crecimiento de la demanda de bienes y servicios de producción nacional, ha contribuido a que la demanda externa haya sido positiva, producto también de una recuperación de las exportaciones de bienes, se asegura en el informe.
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— BBVA Research (@BBVAResearch) October 21, 2020
Una perspectiva poco favorable
¿Puede entonces el made in Spain estimular la actividad económica en las circunstancias actuales? Al respecto de la situación descrita, el economista Fernando Luengo ve difícil que tenga continuidad. "El dato del tercer trimestre es coyuntural", afirma.
"Va a ser muy difícil que el consumo interno sea un motor importante para la economía si se materializa el escenario que muchos organismos están planteando: aumento brutal del desempleo, una reducción de los salarios y un aumento de la pobreza", declara a Sputnik.
Este exprofesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid sostiene que en un contexto de desempleo y desigualdad en el que la situación de la mayoría de la gente empeore ("porque el paraguas del Estado puede relajarse, dado que no tiene capacidad financiera ilimitada"), es muy difícil que las exportaciones sean el motor de la economía.
Un cuarto trimestre desembriagante
En cualquier caso, los datos del verano quedarán compensados por un cuarto trimestre que amenaza con ser peor de lo esperado ante el impacto de la segunda ola de la pandemia y las nuevas medidas decretadas para hacerla frente.
La previsión de contracción de la economía se mantendrá en torno al 11,5% en el conjunto del año, sostienen los especialistas del BBVA, que asimismo empeoran el pronóstico para 2021 con un crecimiento de la economía del 5% al que cabe sumar un 1% más en concepto de las ayudas europeas, un 6% en total. La tasa de paro marcará un 17% este año, provocada por una caída del empleo del 8,8%.
Esta situación conllevará a una caída del consumo, al que en opinión de este especialista solo puede salvar un fuerte compromiso del sector público, aunque estará acuciado "por una deuda que va a escalar a niveles históricos del 130% del PIB y un déficit entre el 12% y el 13%".
"En un contexto de debilitamiento del consumo y la inversión privada, y donde las exportaciones posiblemente no ejerzan de motor, ¿quién puede serlo? El Estado, siempre y cuando tenga capacidad y voluntad política para meter dinero con el que dinamizar el consumo y la inversión pública", concluye Fernando Luengo.