Un apóstol
La historia es caprichosa, y el universo conspira para que los sueños se cumplan. Por eso se dice que hay que tener mucho cuidado con lo que se desea, porque puede terminar convirtiéndose en realidad.
Y José Ángel Trelles, conocido de cariño como 'Pepe' Trelles, nunca tuvo miedo a soñar, más bien su mayor miedo, si es que tuvo alguno, fue el de no ser feliz. Por eso a los 14 años, cuando se aburría tremendamente en el colegio secundario y allí las clases de música se reducían a meros datos estadísticos, supo que su felicidad reposaba en la música viva. Y por eso este 24 de junio celebró el Día del Cantor Nacional, una conmemoración que se vive en los dos países hermanos del Plata: Argentina y Uruguay.
El mago, el mudo, el maestro, el morocho del abasto, el zorzal criollo, son algunos de los apodos que tuvo Gardel. Pero, ¿quién es Gardel para Pepe Trelles? "Gardel es el inventor. Gardel es [Thomas Alva] Edison, el resto somos electricistas. Hay electricistas geniales, y hay electricistas como yo", explica en clave de metáfora y con esa gracia tan particular del humor rioplatense. Y a la vez, derramando esa humildad que tienen los grandes de verdad. Los maestros como él.
Busca otras formas de explicarse. Apunta que Gardel "es el inventor, no solamente del género cantado, sino de una manera de decir, una forma de expresar maravillosa. Con una potencia dramática imposible de describir".
Entonces Trelles bucea en su niñez que lo convirtió en quien es, dejándole una huella indeleble. "Yo me acuerdo que siendo chico, que mi viejo [padre] era fanático de Gardel. Ya hablábamos mucho de cómo cantar, y de quién cantaba, y quién no. Y mi viejo decía: 'Vos no lo ves, y sabés que está triste. Vos no lo ves, y sabés que se está riendo picarescamente. Y no se veía a Gardel, sólo se oía, y la posibilidad de transmitirte la expresión Gardel, era oral nada más. Nadie lo podía ver. Yo en ese entonces no lo podía ver, pero Gardel cantaba 'Sus ojos se cerraron' y a mí me temblaban las piernas", grafica Trelles su sentimiento.
Amor de padre
El cantor le da vuelo a la emoción del recuerdo. Rememora que en su niñez en su casa se cantaba muchísimo. "Mi viejo cantaba muy bien, y mi vieja también cantaba, pero más lírico. En mi casa se oía mucha música y se cantaba. En las reuniones familiares yo tenía primos que eran músicos, que tocaban acordeón, guitarra, y se cantaba mucho".
Algo que tuvo especial valor en una época en que quien salía a la calle con una guitarra, automáticamente era calificado como "vago, borracho, atorrante, falopero… cualquier cosa, menos un estudiante de música o un artista". "Y mi viejo se la rejugó, aún con la familia, con el mundo entero, y gracias a él, me metí".
La admiración de Pepe por su papá hizo que le compusiera una canción en homenaje. "Fue la única manera que tuve de elaborar la muerte de mi viejo. Su muerte fue un golpe profundísimo, me hizo mucho mal. Y cuando escribí eso me liberé de alguna manera, no del dolor que es para toda la vida, pero sí de la angustia terrible que tenía de no tenerlo. Haber perdido las charlas que tenía con mi viejo, la formación, las pautas de comportamiento en la vida que me dio ese hombre, que gracias a Dios presté atención. Y creo que lo menos que uno puede hacer por semejante viejo, es escribirle algo aunque sea, ¿no?"
Revolucionarios
Gardel revolucionó el tango al ser el primero en cantar uno. El compositor de tango y bandoneonista Astor Piazzolla, quien revolucionó musicalmente al género, tocó por primera vez un tango con su bandoneón acompañando a Gardel en una fiesta privada que hizo 'el mago' en Nueva York tras el rodaje de la película 'El día que me quieras' en 1934, en la que además un Piazzolla de apenas 13 años de edad hizo un pequeño papel de canillita [vendedor de periódicos]. Y este círculo se cierra en 1975, cuando Piazzolla eligió a Trelles para ser el cantor de sus formaciones: de su octeto primero, y luego de su quinteto.
Pepe confiesa que uno de los grandes legados que le dejó Piazzolla, como artista y como persona, fue "la 'polenta', la fuerza, la garra, no bajar los brazos nunca. Te tienen que voltear, que te maten, pero si no, al frente. Eso fue Astor. Para atrás únicamente muerto. Ese [Piazzolla] tuvo al país en [su] contra, lo bajaban de los taxis, y terminó [actuando] en el [teatro] Colón [el principal teatro de Buenos Aires] ovacionado. Eso es Astor. Para la gilada [los tontos]".
Trelles admite que a partir de ser el cantor de Piazzolla el mundo se abrió profesionalmente para él, y subraya: "no me abrían las puertas ni para grabar un simple [un corte de difusión], y se abrió el mundo de golpe, el mundo, no la Argentina, el mundo", enfatiza. "Así empezó la profesión en serio. Ser profesional en serio, fui a partir del trabajo con el maestro Piazzolla".
"Yo fui cantor porque defendí mi felicidad, con uñas y dientes", reconoce con orgullo José Ángel Trelles.