Recientemente una unidad de la Defensa Aérea de Rusia desplegada en la región de Buriatia recibió el primer lote de este sistema. El Verba también está en el arsenal de varias unidades de paracaidistas y brigadas de infantería motorizada. Con este potente sistema un solo soldado puede destruir en unos segundos un avión enemigo de millones de dólares y escapar a las represalias escondiéndose en el área.
Los sistemas anteriores al Verba son el Strela-3 y el Igla. El primero entró en servicio en 1968 y en cinco años demostró su eficacia en la Guerra Árabe-Israelí de 1973, cuando los soldados de Egipto y Siria derribaron al menos 35 aviones y helicópteros israelíes con su ayuda. En la mayor parte de los casos los operadores de un sistema de misiles portátil podían permanecer invisibles hasta el momento del lanzamiento y actuar a corta distancia.
"El Verba supera significativamente a los sistemas de misiles de generaciones anteriores en capacidades. En el siglo XXI, apareció un nuevo tipo de blancos aéreos con el que los Strela-3 y los Igla ya no podían luchar con tanta eficacia. Me refiero a los pequeños drones poco visibles hechos de materiales compuestos. La característica principal del Verba es el hecho de que es capaz de detectar y destruir estos blancos de una forma más fiable", destacó a la versión rusa de Sputnik el experto militar Alexéi Leónkov.
La nueva arma puso a prueba estas capacidades en la guerra en Siria. Así, el 3 de agosto del 2017, un soldado ruso necesitó realizar tan solo un disparo desde ese sistema para destruir un vehículo no tripulado perteneciente al Frente Al-Nusra en Guta del Este. Este aparato se utilizó para corregir el fuego de artillería del grupo terrorista, proscrito en Rusia y otros países.
Un antídoto eficaz no solo contra los drones
Por supuesto, el Verba puede utilizarse no solo en la lucha contra los vehículos aéreos no tripulados. También es capaz de destruir los aviones, helicópteros y misiles de crucero que vuelan a altitudes de entre 10 y 4.500 metros y a distancias de hasta seis kilómetros. Por ejemplo, el misil tierra-aire estadounidense FIM-92 Stinger es efectivo contra los objetivos que vuelan a altitudes que no superan los 3.500 metros y a distancias de hasta 4,5 kilómetros.
El Verba es capaz de operar a cualquier latitud, en las montañas y en el mar, a temperaturas de entre -50 y 50 grados centígrados.
¿Cómo funciona?
Un sistema de control automatizado registra la velocidad y la dirección de vuelo de los aviones o de los misiles de crucero enemigos. Luego los distribuye entre los soldados que portan los Verba y se despliegan en un área, según coordenadas presentadas por el sistema global de navegación por satélite GLONASS. De esta manera los operadores obtienen vectores de disparo muy precisos, explica el periodista ruso Andréi Kots en su artículo para Sputnik.
Kotz recuerda que la característica principal del misil antiaéreo Verba reside en su ojiva de autoguiado, capaz de operar en la banda infrarroja cercana y media, así como en la ultravioleta.
"Esto hace que el cohete sea extremadamente preciso: puede distinguir fácilmente un avión o un helicóptero de las trampas térmicas falsas. Debido a que su ojiva de autoguiado es más sensible, alcanza objetivos aéreos típicos situados 2,5 veces más lejos en comparación con los sistemas Igla-S", enfatiza Kotz.
Además, entre las características más importantes del Verba destaca el hecho de que es muy efectivo en la oscuridad gracias a la mira especial extraíble de visión nocturna Maugli-2M. De hecho, la mayor parte de los sistemas de su clase se utiliza solo durante el día.