"Mientras más biocombustibles produzca el país, habrá también más alimento", dijo el gerente del IBCE, Gary Rodríguez, respondiendo al representante de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Theodor Friedrich, quien calificó como "fatal" al incentivo a los biocombustibles.
Friedrich alertó el 16 de abril, en una declaración a una agencia local, que la ampliación de cultivos de caña de azúcar y soya para producir biocombustibles provocaría escasez de alimentos y dañaría el medio ambiente.
"Lamentamos esta declaración ligera de un funcionario internacional que desconoce las cualidades productivas que ofrece el oriente boliviano con dos cosechas al año, a diferencia de otros países", señaló Rodríguez en una declaración escrita entregada a esta agencia.
Además, explicó que en el departamento de Santa Cruz (este), principal fuente de los biocombustibles, las tierras en las que se cultiva soya en verano son utilizadas para cultivos de otros alimentos en invierno.
"La soya de verano que se va a utilizar para producir biodiésel rota en invierno con cultivos como trigo, maíz, sorgo, chía, ajonjolí y girasol, que son alimentos", afirmó.
Friedrich observó también la deforestación que causaría la habilitación de nuevas tierras tropicales para la producción de caña de azúcar y soya.
Rodríguez respondió que los productores bolivianos "desmontan" los bosques para "tener cobertura vegetal permanente, con cultivos durante todo el año, a diferencia de solo deforestar".
El programa de biocombustibles iniciado en 2018 en Bolivia prevé que la extensión de los cañaverales de Santa Cruz se duplicará en cinco años, para cubrir 350.000 hectáreas y producir 350 millones de litros de etanol deshidratado, sin afectar a la oferta interna de azúcar.
En 2019, según los planes oficiales, la petrolera estatal YPFB comprará a los productores locales 150 millones de litros de etanol para mezclarlo con la gasolina para automotores.
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El Gobierno aprobó además, a principios de este año, un programa de producción de biodiésel en base a la habilitación adicional de hasta un millón de hectáreas de cultivos de esa oleaginosa con semillas de una nueva variedad genética resistente a la sequía.