Un portavoz del Ministerio de Exteriores explicó que la visita del ministro turco perseguía "un propósito único, de comparecencia en un acto público" y habría representado "una amenaza al orden público y la seguridad en Austria".
El portavoz subrayó que Kurz había condenado de inmediato la intentona golpista en Turquía, pero censura al mismo tiempo "las detenciones y los despidos en masa que siguieron al fallido golpe" y "fuertes restricciones de la libertad de expresión y de prensa".
También Holanda calificó de "indeseable" el 7 de julio la visita del vice primer ministro turco Tugrul Turkes u otros cargos del gobierno de Turquía, dado el estado actual de las relaciones entre los dos países.
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Turkes se proponía conmemorar en Holanda, junto con los miembros de la comunidad turca local, el primer aniversario de la asonada militar del 15 de julio de 2016.
Las autoridades holandesas también interceptaron un vehículo que transportaba a la ministra de la Familia, Fatma Betul Kaya, y la escoltaron hacia la frontera con Alemania, tras denegarle la entrada en el consulado turco en Róterdam.
Tanto Cavusoglu como Kaya pretendían reunirse con representantes de la vasta comunidad turca de Holanda, muchos de los cuales tienen doble nacionalidad, para recabar su apoyo a las enmiendas constitucionales de cara al referéndum del 16 de abril en Turquía.
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La decisión detonó una grave crisis diplomática entre Holanda y Turquía cuyo presidente, Recep Tayyip Erdogan, acusó al Gobierno holandés de actuar con "remanentes nazis y fascistas".