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Así, el autor recuerda que los supuestos hackeos por parte de Rusia de las presidenciales de 2016 en EEUU fueron calificados como "un acto de guerra contra la democracia estadounidense". Además, el uso —no comprobado— de armas químicas por parte del Gobierno de Asad, que está estrechamente vinculado a Rusia, sirvió de pretexto a Washington para lanzar un ataque con misiles contra la base aérea siria de Shairat.
"[Las narrativas de Washington], individualmente y colectivamente, militarizan la nueva Guerra Fría y generan análisis rusófobos en el establishment político-mediático en EEUU, que incita a una guerra real", destaca Cohen.
Los medios estadounidenses, por su parte, han dejado de "actuar como un filtro entre las alegaciones políticamente inspiradas y su impacto belicoso en la elaboración de políticas". En lugar de equilibrar la situación, (los medios) "amplifican y promueven tales narrativas", lo cual "no está basado en hechos ni en lógica".
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Según Cohen, históricamente, este tipo de narrativas han desempeñado un papel importante en el inicio de una guerra entre grandes potencias. Lamentablemente, exactamente esto "podría estar ocurriendo ahora en las relaciones bilaterales entre Rusia y EEUU".
"Muy pocos miembros del Congreso, de la Administración Trump o de los principales medios han hablado en contra de estas narrativas bélicas que siguen aumentando", concluye Cohen.