El sistema de misiles antiaéreos está diseñado para proteger la infraestructura terrestre, marítima y submarina de la Flota del Mar Negro de las aeronaves, vehículos aéreos no tripulados y misiles de crucero.
Según los expertos, los Buk, además de los sistemas antimisiles S-300 y S-400, serán capaces, en caso de necesidad, de proteger por completo el cielo de la península y el mar Negro en la zona.
El Buk-M2 es capaz de atacar aviones a una distancia de entre tres y 45 km. También abate misiles balísticos y de crucero a una distancia de 20 km y una altura de 25.000 m.
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Actualmente, en Crimea ya está desplegada la 51ª división de defensa aérea de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia, armada con los sistemas de misiles antiaéreos S-300 y S-400 y complejos Pantsir.