Así, una fotografía de 2013 tomada en un puesto de mando de Corea del Norte muestra que cuatro instalaciones militares de EEUU se encuentran en el punto de mira de Pyongyang. Son la Flota Pacífica basada en San Diego, el Mando de Ataque Global de la Fuerza Aérea en Luisiana, la Estación Naval Pearl Harbor en Hawái y el centro del Gobierno en Washington.
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A pesar de que Los Ángeles no fue incluida en la lista, la ciudad puede ser un blanco bastante atractivo para Corea del Norte, apunta. Lo primero es su superficie de 7.800 kilómetros que implica que incluso un "misil balístico intercontinental, lanzado de manera poco precisa, tiene buena oportunidad para matar a millones de personas en lugar de golpear un desierto poco poblado".
"Otro blanco potencial puede ser la sede de Sony Pictures, víctima del hackeo infame de 2014", dice Zoellner.
No obstante, la destrucción mutua no significa que EEUU se mantenga a salvo debido a que "un conflicto regional podría escalar de manera rápida en manos de un comandante no preparado". De esta manera, Los Ángeles podría convertirse en una "ciudad en ruinas apocalípticas".
No es solo una de las ciudades más filmadas, sino también una de las más destruidas de la historia del cine, profundiza el autor. Los Ángeles ha sido el escenario de invasiones alienígenas (La Guerra de los Mundos, Día de la Independencia), insurrecciones zombi (La Noche del Cometa, Zombieland), mal tiempo (El Día después de Mañana), ataques nucleares (Terminator 2), entre otros.
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Geoff Wilson, especialista en temas nucleares del Fondo Ploughshares, proyectó un escenario en el cual Corea del Norte lanza una ojiva nuclear de 20 kilotones impulsada por un misil AN-09 sobre el centro de Los Ángeles. El número de muertos alcanzaría 107.310 con 152.140 lesiones adicionales de quemaduras y la caída de edificios. Muchos más morirían a causa de enfermedades y cánceres de radiación.
"Los Ángeles ha vivido a la sombra de la fatalidad durante mucho tiempo. Nuestros talismanes cívicos podrían ser los Cuatro Jinetes de Apocalipsis. Lo que se sitúa ahora entre nosotros y los tiempos finales son la prudencia y el sentido común de dos grandes hombres de estado —Kim Jong-un y Donald Trump—", concluye.