Dentro de esta estrategia se enmarca la apertura de la nueva planta de microelectrónica Angstrem-T. Se trata de un proyecto iniciado en el 2008, en medio de la crisis económica que azotó el mundo, y puesto en marcha ya para el 3 de agosto de 2016.
Según los analistas de Gartner, las necesidades en este tipo de circuitos se incrementarán durante los próximos tres años. Una significativa contribución a esa cifra es la creciente demanda de componentes por parte de la industria del llamado 'internet de las cosas', un concepto según el cual la interconexión digital de objetos cotidianos seguirá incrementándose.
Además, la línea de productos de la empresa encontrará salida en la industria automotriz, de la construcción, el sector sanitario, los servicios públicos, las telecomunicaciones y la banca.
"Hemos resuelto toda una serie de problemas relacionados con la construcción y puesta en marcha de la fábrica, así como la instalación de equipos de la más alta tecnología. Nuestros chips tendrán una gran demanda no solo en el mercado interno del país, sino también en el extranjero. Ahora podemos crear un producto competitivo tanto desde el punto de vista tecnológico como desde el económico", afirmó Leónid Reiman, presidente del Consejo de Administración de la empresa.
Se informa también que la compañía matriz está gestionando la producción de componentes para grandes compañías de dispositivos informáticos como D-Link y Realtek.
Las inversiones totales en la creación de la fábrica ascienden a unos 900 millones de euros, proporcionados en su mayoría por el Banco para el Desarrollo —Vneshekonombank, en ruso—.