Pese a la alegría que supuso para la familia el nacimiento de su tercer hijo, la felicidad familiar se vio ensombrecida por la inesperada noticia de que la mujer padecía cáncer.
Al conocer el diagnóstico de Nikoláeva, sus parientes y las autoridades de Kaliningrado lograron recaudar una suma de dinero suficiente para que Elena pudiera recibir tratamiento en una clínica de Israel. No obstante, la mujer prefirió quedarse en Rusia y seguir luchando contra la enfermedad en su país natal. En cuanto al dinero recaudado, la mujer decidió donarlo íntegramente a la iglesia.
"Como madre del habitante número 7.000.000.000 del planeta y una auténtica patriota, eligió continuar con el tratamiento en Moscú. Durante su lucha contra la enfermedad ella nunca tuvo una queja contra los médicos rusos", dijo una de las amigas de la mujer a la agencia Ria Novosti.
Según sus palabras, Nikoláeva se mantuvo optimista hasta el final, ya que durante el tratamiento la mujer pasó todos los exámenes necesarios y llegó a obtener el carnet de conducir.