MOSCÚ (Sputnik) — El enviado de Naciones Unidas para este país árabe, Ismail Ould Cheikh Ahmed, dijo el miércoles que las partes enfrentadas acordaron suspender las hostilidades a partir del 10 de abril e iniciar el diálogo el 18 de ese mismo mes en Kuwait.
Antes del derrocamiento de Ali Abdalá Saleh, sostuvo, hubo un pacto tácito entre los dos clanes más importantes del país, por un lado los Saleh y por el otro los Ahmar, ambos del norte.
"Primero expulsaron a Saleh y luego huyeron los Ahmar. Con la llegada de (el presidente Abdo Rabu Mansur) Hadi, oriundo del sur, se produjo un fallo y es que esta persona no contaba con el apoyo de las numerosas tribus del norte", indicó.
Precisamente tras el golpe a Hadi, apuntó Demidenko, empezó la fase más dramática de la crisis yemení, una crisis que se agravó con la incorporación de Arabia Saudí y sus aliados en el conflicto.
"En primer lugar no hay una figura que pueda conciliar a las partes enfrentadas, en segundo lugar la guerra es entre el norte y el sur, en la que el sur cuenta con el apoyo de Arabia Saudí", subrayó.
La única solución, opinó, es dividir artificialmente Yemen ya que si las tropas árabes salen del sur, el norte lo absorbería de inmediato, como ocurrió en 1994.
"Es complicado esperar un avance de las negociaciones si no hay una figura política ni consenso de las élites, además en el sur están de hecho las fuerzas intervencionistas y una parte del país es más fuerte que la otra", concluyó.
El politólogo Alexandr Kuznetsov tampoco espera resultados de las negociaciones sobre Yemen.
"En marzo tuvieron lugar las consultas entre los hutíes y Arabia Saudí que terminaron en nada, las partes revocaron a sus delegados porque no hay una plataforma única ni tampoco confianza", señaló.
El Gobierno de Hadi, aclaró, exige que los hutíes se vayan de las grandes ciudades, entreguen las armas pesadas y formen un partido para mantener negociaciones.
"Los hutíes no están de acuerdo con estas condiciones porque en cuanto entreguen las armas pesadas y salgan de las ciudades grandes, serán aniquilados. Es decir no tienen garantías, pero si estas son concedidas, serían viables las conversaciones", explicó.
Kuznetsov cree que hace falta un mayor compromiso de la comunidad internacional con el proceso de paz en Yemen.
"Para lograr avances (en las negociaciones) se requiere congelar las acciones armadas; dejar a las partes en las zonas que ahora ocupan; no pedir lo imposible, como por ejemplo, la retirada de los hutíes de las ciudades; entregar ayuda humanitaria, bajo la supervisión de la ONU, a las ciudades asediadas; el siguiente paso sería iniciar el diálogo político; y posiblemente el despliegue de los pacificadores de la ONU que podrían separar a las partes en conflicto", dijo el experto.
A su vez, Demidenko duda que la comunidad internacional pueda ayudar ahora a Yemen.
"Las grandes potencias como Rusia, EEUU y China no tienen interés por Yemen, les preocupa más Siria y otros asuntos geopolíticos. Aquí todo queda a merced de los actores regionales, como Arabia Saudí que apoya al sur de Yemen, la coalición que lidera e Irán", señaló.
Yemen vive un conflicto armado en el que de un lado combaten los rebeldes del movimiento chií Ansar Alá (hutíes) y las tropas leales al expresidente Ali Abdalá Saleh y del otro, los partidarios del depuesto mandatario Abdo Rabu Mansur Hadi, apoyados por tierra y aire por la coalición árabe liderada por Arabia Saudí.
Según la ONU, casi 9.000 personas murieron en Yemen desde la escalada del conflicto en marzo de 2015.