CIUDAD DE MÉXICO (Sputnik) — La contingencia decretada por tercer día consecutivo —que no ocurría desde 1998-, debido a los elevados índices de partículas contaminantes acumuladas en un aire denso color plomizo, casi paralizado en la cuenca del Valle de México por una alta presión atmosférica, prohíbe la circulación de 20 por ciento de autos al día con multas de unos 110 dólares a los automovilistas que la violen.
Sin embargo, el Gobierno federal, las autoridades de la Ciudad de México y de los estados de Puebla, Morelos y México que rodean la megalópolis de más de 20 millones de habitantes, "se tiran unos a otros la papa caliente, y no asumen una urgente responsabilidad compartida de medidas drásticas, como erradicar el obsoleto transporte privado de carga y pasajeros", dijo la experta del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).
Los camiones de transporte de carga y pasajeros con motores de diésel, que se niegan a modernizar unidades desde hace 10 a 20 años, son los mayores productores del carbono negro, que contiene tóxicos, metales, sulfatos y nitratos, que generan el 80 por ciento de las peligrosas partículas llamadas PM2.5, señala Campusano.
El diésel de mala calidad, no ecológico, utilizado en México, produce esas partículas, que son 10 veces más finas que un grano de arena: "esas partículas atacan al cuerpo humano, que no está diseñado para filtrarlas y son altamente cancerígenas", dijo la experta del Cemda, colocada en la posición 20 de un total de 65 sociedades ambientales del ranking mundial de la Universidad de Pensilvania.
Decisión política postergada
El carbono negro que genera el diésel de baja calidad en México contiene dañinas partículas PM2.5, pero podrían disminuirse en más del 90 por ciento si se utilizara transporte con nuevas tecnologías y diésel ecológico, ultra-bajo en azufre.
La decisión política radical, que nadie se atreve a tomar debería introducir esa tecnología de la norma Euro 6, vigente en Europa desde 2015, y la norma EPA 10, vigente en EEUU desde 2010.
Pero supondría que México produzca o importe combustible ecológico y se modernice todas las unidades obsoletas, dijo la investigadora de la única ONG mexicana en la lista top de las sociedades ambientales, junto con el World Resources Institute, el Worldwatch Institute de EEUU, y el Stockholm Environment Institute de Suecia.
La norma de México arrastra una demora de muchos años: la EPA 7 que data de 2007, casi una década; y la Euro 4 de 2010, de hace un lustro.
La cultura del automóvil tiene cifras superlativas: la cantidad de autos su multiplicó más de dos veces en una década: de 3,3 millones en 2004 a 8 millones de autos en 2014, un incremento de casi 150 por ciento.
Pero aún no existe una visión gubernamental clara y el estímulo de las autoridades al uso de auto es contradictorio: "quitan impuestos a los vehículos, pero se deteriora la vialidad; celebran las ventas de más autos y piden que bajemos del auto; quieren que usemos el transporte público pero es ineficiente, y que usemos la bicicleta, sin ciclo-vías".
La multiplicación de los autos es vertiginosa: más de tres veces del aumento de automóviles registrados en la década pasada (1994-2004).
La megaurbe gobernada por la izquierda hace casi 20 años presenta un paisaje surrealista: las autopistas subieron en diez años dos, tres y hasta cuatro pisos, sin accesos para peatones ni ciclistas, y el transporte público es un desastre.
El Gobierno federal de Enrique Peña fracasó en establecer normas a las poderosas corporaciones privadas del transporte de carga, de pasajeros y de desechos sólidos, y la llamada Norma 044 que está atrasada casi 10 años.
Las normas federales son más laxas que lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), no están actualizadas, y México es número 12 en la lista mundial de productores de gases de efecto invernadero, de acuerdo con el Cemda.
"La industria mexicana del transporte de carga no es de clase mundial", el diésel ultra-bajo en azufre no está disponible, y los transportistas no quieren ni tienen estímulos para modernizarla, puntualiza.
El diésel ecológico contiene 15 partes de azufre por millón de partículas y es el que utiliza la flota de vehículos de carga y autobuses en EEUU y Europa.
El diésel de México es de 300 a 500 partes de azufre por millón, de 20 a más de 30 veces más contaminante.
Hace falta una decisión política; la flota de carga es solo el 15 por ciento del total del parque vehicular, pero causa un 80 ciento de la contaminación.
La factura ambiental la paga la gente con su salud: con 15.000 muertes a causa del aire contaminado al año.
