De este modo el ministro comentó en una entrevista con el diario Moskovski Komsomolets la conversación que tuvo con su homólogo turco, Mevlut Cavusoglu.
"Esta conversación me dejó la impresión de que en Turquía muchos comprenden probablemente que fue inaceptable (el derribo), que era inadmisible esta orden, que según parece se dio con antelación, porque es imposible derribar un avión enseguida tras detectarlo incluso si, tal y como lo afirman los turcos, permaneció en su espacio aéreo durante 17 segundos", señaló.
Las relaciones entre Moscú y Ankara se deterioraron después de que el 24 de noviembre de 2015 Turquía derribase en el espacio aéreo sirio un avión ruso Su-24 que regresaba a su base tras bombardear objetivos terroristas, un hecho que el presidente Vladímir Putin calificó como "una puñalada por la espalda".
Turquía afirmó que el avión violó su espacio aéreo, mientras que Rusia sostuvo que el aparato en ningún momento cruzó la frontera, lo que confirman también los datos de los radares sirios.
El incidente llevó a Moscú a imponer un paquete de sanciones económicas contra Turquía, en particular en los sectores de comercio y turismo.