El equipo, que empezó su trabajo en 2011, se centró en desarrollar en los drones capacidades únicas para dar origen a una nueva generación de diseño arquitectónico.
Para construir un puente, que puede soportar el peso de un adulto, se usaron varios drones que, según muestra el vídeo, pueden hacer nudos, vínculos y trenzas.
Los principales retos eran superar las limitaciones en su capacidad de carga y conseguir que se movieran con agilidad en lugares de difícil acceso cooperando entre sí en estructuras que no pueden ser construidas por solo una máquina.
Un sistema de captura de movimiento adapta la trayectoria de los drones cuando están volando.
Al tener en cuenta la posición de un dron, la fuerza aplicada sobre uno de ellos cuando usa la cuerda, crea los algoritmos necesarios y da órdenes a al resto a través de una red inalámbrica.