Un total de 18 agentes están siendo investigados por el caso, según las autoridades brasileñas.
En los últimos días la Policía Militar ha abierto una investigación interna por la que ha interrogado a 55 agentes, entre los que habría cinco sargentos, dos cabos y once soldados, además del marido de una agente; todos ellos vecinos de las localidades donde se produjeron las muertes, Osasco y Barueri.
Hasta ahora todos los indicios apuntan a que se trataba de un "grupo de exterminio" que actuaba en la región de Osasco, y que habría matado a esas 18 personas como represalia por la muerte de un policía militar en esa región y de un guardia metropolitano en Barueri la semana anterior.
La matanza ha pasado prácticamente desapercibida entre la opinión pública brasileña, a pesar de las críticas de instituciones como Amnistía Internacional (AI) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estado Americanos (OEA), que pidieron que se abriera urgentemente una investigación "objetiva e imparcial".
El gobernador del Estado de São Paulo, Geraldo Alckim, no ha querido adelantar conclusiones.
"Las investigaciones están adelantadas, pero no quiero anticipar nada porque puede perjudicar al trabajo policial, por eso vamos a dejar que sea la Secretaría de Seguridad Pública la que hable sobre el caso", dijo este domingo en un acto en el municipio de São José do Rio Preto.