El canciller respondió de esta manera a una pregunta del periódico ruso Argumenti i Fakti (AIF) sobre las razones por las que Rusia ayuda a Irán mientras, según el rotativo, el levantamiento de las sanciones amenaza con desplomar otra vez los precios del crudo, que llevan casi tres meses creciendo paulatinamente tras haber caído más que el doble entre julio y enero pasados.
“En la actualidad es necesario que los productores y los consumidores de los hidrocarburos colaboren en aras de evitar una excesiva volatilidad de los precios y garantizar un funcionamiento adecuado de los mercados”, opinó el titular de Exteriores.
El ministro subrayó que de momento no hay ninguna restricción del Consejo de Seguridad de la ONU en cuanto a las exportaciones de los hidrocarburos iraníes y que Teherán continúa vendiendo su crudo a los Estados que “no temen a las restricciones occidentales ilegítimas o que han llegado a un acuerdo amistoso con Washington”.
Lavrov añadió que la diplomacia rusa hizo “un importante aporte” para que se lograse en Lausana el acuerdo marco sobre el programa nuclear de Teherán, “un socio de Moscú desde hace mucho tiempo”.
“Estamos convencidos de que un alivio de la tensión en torno a Irán favorecerá a las relaciones económicas y comerciales bilaterales y por consiguiente traerá beneficios tangibles a Rusia”, dijo.
El Grupo 5+1 de mediadores internacionales (China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia más Alemania) y Teherán llegaron a principios de este mes a un acuerdo marco en Lausana (Suiza) que prevé que el país persa suspenda por 10 años más de dos tercios de sus centrifugadoras para enriquecer uranio y permita el control internacional de sus instalaciones nucleares durante 25 años.
El acuerdo final sobre el programa nuclear iraní debe estar listo para el 30 de junio y una vez aprobado allanará el camino para el levantamiento de las sanciones impuestas a Teherán.