"Mi compromiso con el combate de la corrupción es coherente con mi vida personal y mi actuación como presidenta", aseguró Rousseff durante la ceremonia simbólica de entrega al Congreso Nacional de Brasil.
En este sentido la presidenta afirmó que las medidas harán que "las investigaciones y el castigo a los corruptos y corruptores sean más rápidos y efectivos" y declaró que la corrupción en los organismos públicos "ofende y humilla a los trabajadores y disminuye la importancia del trabajo honesto como transforma las aspiraciones de la clase media".
En cuanto a la tradición de administraciones corruptas en el país, Rousseff reiteró que "la corrupción en Brasil no fue inventada recientemente" y que "la diferencia de un país a otro es el hecho de que algunos gobiernos crearon condiciones para que la corrupción fuese prevenida, investigada y castigada".
"La herencia, tanto de la esclavitud como de las prácticas patrimonialistas, no puede servir de escudo", declaró.
Según la mandataria brasileña, "es necesario abrir los ojos para dar un basta a la corrupción", concluyó en su discurso de 25 minutos en el que también recordó la labor del expresidente Lula da Silva, la Policía Federal y el Ministerio Público de Brasil, organismos que según ella habrían ganado autonomía con el Partido de los Trabajadores.