"El presidente presume abiertamente de su contribución personal en el retorno del territorio al control de Rusia", escribe Con Coughlin, columnista del diario conservador The Telegraph.
"Pero el hecho más fascinante es la confirmación de que el líder ruso consistentemente dijo descaradas mentiras al mundo exterior a lo largo de la crisis", añade el experto en Oriente Medio y terrorismo internacional.
De acuerdo con Coughlin, la posición que el documental desvela sobre Putin "debería ser motivo de reflexión en Occidente sobre cómo tratar con el dirigente ruso en los años venideros".
"Su deseo de reconstruir Rusia como un potente poder militar representa el más grave riesgo de seguridad al que se ha enfrentado Europa desde el fin de la Guerra Fría", observa el reputado autor en línea con la postura adoptada por el gobierno de Reino Unido en las últimas semanas.
El resto de los medios se hacen eco este lunes de que el Kremlin consideró activar la alarma nuclear para proteger a la comunidad rusa de Crimea.
Por otra parte, Shaun Walker, corresponsal en Moscú de The Guardian, escribe desde Simferópol, la capital de Crimea, que "se están borrando todos los recuerdos del pasado ucraniano de la región".
"También está en vigor una dura represión de las voces disidentes", observa el periodista en un reportaje que marca el aniversario de la adhesión.
"Pese a la dudosa naturaleza del referéndum y la admisión de que todo se planificó desde Moscú, no hay duda de que el apoyo a la anexión con Rusia sigue alto entre la población de Crimea", confirma Walker.
"Un año después, la divisa ha cambiado en Crimea, los números de teléfono han cambiado, los bancos han cambiado, pero la mayoría de las personas que gestionan la región siguen siendo las mismas", añade el enviado del izquierdista rotativo.
Walker alerta sin embargo de que las voces críticas "permanecen calladas" puesto que "se arriesgan a ser procesadas por 'separatismo', castigable con hasta cinco años en prisión".