El líder rebelde enumeró las exigencias en una alocución televisiva al Gobierno; en particular, exigió corregir los 'errores' en la constitución y eliminar del documento todos los puntos controvertidos.
También, acelerar el cumplimiento de las resoluciones del Congreso del Diálogo Nacional y resolver inmediatamente los problemas de seguridad, sobre todo en la provincia de Marib donde actúan miembros de Al Qaeda.
La Secretaría General del Dialogo Nacional de Yemen publicó esta semana los fundamentos del proyecto de constitución.
El documento prevé transformar el país en un Estado federal, ofreciendo más autonomía a las regiones. La capital, Saná, así como el puerto de Adén, gozarán de un estatus especial.
Como resultado, surgiría un nuevo Estado –la República Federal de Yemen– formado por seis provincias.
Los rebeldes hutíes, mostrando su desacuerdo con las propuestas de las autoridades yemeníes, secuestraron el domingo pasado al jefe de la oficina del presidente de Yemen.
Al día siguiente, 19 de enero, se produjeron violentos enfrentamientos entre los milicianos hutíes y los soldados que montaban guardia ante la residencia presidencial. Perdieron la vida nueve personas y más de 60 sufrieron heridas.
El día 20, los milicianos lograron apoderarse del palacio presidencial en Saná y este miércoles se encargaron de su custodia. Anteriormente, los rebeldes rodearon la residencia del primer ministro en el centro de la capital.
Ante esta situación, los ministros de Asuntos Exteriores de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) calificaron de golpe de Estado los acontecimientos en Yemen.
"Los países de CCG consideran golpe de Estado lo ocurrido en Sana el 20 de enero de 2015", dice una declaración emitida este miércoles por el Consejo.
El movimiento chií de los hutíes, o Ansar Alá (Seguidores de Dios), surgió a principios de los 1990 y en la década siguiente se levantó en armas en varias ocasiones reclamando del Gobierno mayor autonomía y privilegios para su provincia natal, Saada, en el noroeste de Yemen.
En 2011 participaron junto con otras fuerzas en la rebelión contra el presidente Alí Abdalá Saleh.
En agosto de 2014 los hutíes consiguieron tomar la capital del país, Saná, tras varias semanas de protestas antigubernamentales que exigían restablecer los precios subvencionados del combustible.
En septiembre, lograron varios acuerdos con las autoridades para poner fin al conflicto, pero no respetaron la exigencia de retirar a los milicianos desde las ciudades yemeníes.
Los hutíes controlan actualmente amplias zonas de Yemen y reclaman una mayor participación en el Gobierno, así como un pacto contra la corrupción.