TeleSUR / 20/08/2006
La selección venezolana sigue viva en el Mundial de Japón al superar con gran autoridad a Nigeria en la segunda jornada y demostrar que aún no lo tiene todo perdido para clasificarse a la siguiente ronda.
Fue una resurrección en toda regla. El equipo que había encadenado una serie de 12 derrotas consecutivas resurgió de sus cenizas y aplastó al equipo que la víspera había podido con los actuales campeones del mundo, Serbia y Montenegro.
Para darle más dramatismo a la victoria, Venezuela había sufrido la víspera una dolorosa derrota ante Líbano, en un partido que el técnico Néstor Salazar había calificado de "a vida o muerte".
El gran artífice de la reanimación del combinado sudamericano fue su capitán, Víctor Díaz, que finalizó con 24 puntos de los cuales seis fueron triples, con un 60 por ciento de acierto.
La muñeca de este veterano de 38 años, presente en la "vinotinto" desde los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, no falló en los momentos clave y le dio aire al equipo cuando más lo necesitaba.
Pero Díaz no estuvo sólo, le acompañaron los dos espigados pívots del equipo, Lugo con 14 rebotes y tres tapones, y el joven Marriaga, que anotó 14 puntos.
Nigeria, cuya mayoría de jugadores nacieron y se formaron en Estados Unidos, ofreció su peor cara, después de la exhibición que ofreció la víspera ante la selección serbomontenegrina. No tuvo ni la misma intensidad defensiva y careció del mismo acierto anotador.
Venezuela comenzó el partido mostrándole los dientes a su rival con un Lugo inspiradísimo
